Javier Gimeno
Después de los primeros siete
meses de gobierno del Partido Popular, se han publicado tres encuestas en el
plazo de una semana que indican un radical cambio en la intención de voto de
los ciudadanos, a unos niveles que jamás se había producido antes en España y
que recuerdan mucho el escenario griego.
Las encuestas han sido realizadas
por Sigma Dos (publicada por El Mundo), Demoscopia (publicada por El País) y
Celeste Tel. Celeste Tel y Sigma Dos son las más parecidas entre sí, habiendo
alguna diferencia importante con respecto a Demoscopia, apuntando en todo caso
las tres encuestas la misma tendencia. Me referiré a la estimación de voto
media concedida por estas tres empresas a cada uno de los cuatro principales
partidos de ámbito estatal. La evolución experimentada, por tanto, se refiere a
dicha media con respecto a los resultados de las elecciones del 20 de Noviembre
de 2011.
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PP
|
PSOE
|
IU
|
UPYD
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Elecciones
|
44,6
|
28,7
|
6,9
|
4,7
|
El Mundo
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35,8
|
29,6
|
11,7
|
7,8
|
El País
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30,0
|
24,7
|
12,3
|
9,9
|
Celeste Tel
|
34,2
|
29,5
|
10,7
|
8,7
|
Media
|
33,3
|
27,9
|
11,6
|
8,8
|
Evolución (%)
|
-25,3%
|
-2,7%
|
+67,6%
|
+87,2%
|
En primer lugar, lo que sin duda
más llama la atención es el desplome del Partido Popular en intención de voto,
con un descenso medio del 25,3%, lo que equivale a perder más de 11 puntos en
sólo 7 meses, algo nunca vista hasta ahora. Sin duda, el desgaste de las
políticas de ajuste está siendo muy fuerte y es muy aventurado saber hasta
dónde puede llegar, sobre todo si tenemos en cuenta que es más que probable que
el Gobierno siga aprobando nuevos ajustes y que la evolución de la economía en
los próximos meses no mejore.
Lo cierto es que en este contexto
económico y político no resulta posible calcular cuál puede ser el suelto del
PP. En condiciones normales, sería complicado que un partido con un electorado
tan fiel como el del PP bajase de un 30-35%, pero a día de hoy nada es más
complicado que predecir lo que puede pasar.
Los votantes desencantados con el
Partido Popular parece ser que se orientan en dos direcciones: la abstención o
voto en blanco y el voto por UPYD, no recogiendo el PSOE votos. De esta manera,
la histórica transferencia de voto oscilante entre el PP y el PSOE parece
romperse a favor de otras opciones políticas.
En cuanto al PSOE, con una
estimación media del 27,9%, tendría una evolución del -2,7% respecto a las
últimas elecciones. De alguna manera, viendo los resultados electores
publicados desde entonces hasta la fecha, parece ser que el PSOE pagó en la
última cita electoral el coste del Gobierno de Zapatero, y aunque ha podido
perder algo desde entonces, oscilaría entre un suelo del 25% y un techo del
30%. No parece a priori que por muy mala oposición que haga bajase del 25% ya
que el desgaste ahora lo está sufriendo el PP, de la misma manera que por muy
buena oposición que hiciese, en los próximos meses todavía estará muy presente
el recuerdo de Zapatero por lo que no parece que fuese a superar el 30%. Podría
producirse una excepción, y es que España fuera rescatada y se formase un
gobierno con el apoyo del PP y PSOE, con el fin de tener respaldo suficiente
para nuevas políticas de ajuste. En este caso, la sombra del PASOK griego (que
pasó en 3 años del 44% al 12%) sería muy alargada y el PSOE podría desplomarse
en intención de voto a favor de opciones políticas a la izquierda.
Izquierda Unida vería
incrementada su intención de voto en un 67,6% alcanzando una intención media de
voto del 11,6%, cifra nunca alcanzada en la historia de esta formación. IU recoge sin duda votos del PSOE y muy especialmente
tiene un electorado muy movilizado puesto que se nutre de las grandes protestas
sociales y sindicales que se están produciendo contra el gobierno del PP.
Aunque siempre es difícil
establecer una estimación fiable para un partido minoritario, especialmente en
encuestas con una muestra de mil personas, la estimación media parece bastante
coherente con el clima social actual. Ahora bien, hacer estimaciones sobre
techo o suelo de IU es muy difícil. En un contexto de gobierno de concentración
nacional, es factible pensar en un derrumbamiento del PSOE y un sorpasso de IU “a la griega”,
convirtiéndose en la Syriza española. Pero de no producirse esta situación,
ahora mismo resultaría difícil una subida de esta formación por encima del 15%.
Por último, está Unión Progreso y
Democracia, el partido más joven pero que se está haciendo rápidamente un hueco
en el panorama político español. Su subida es la más fuerte (+87,2%, es decir,
que casi duplica su anterior resultado electoral) y sobre todo es la que recoge
más votos del principal perjudicado de los recortes, el partido del gobierno.
Si el PP sigue gobernando en solitario y realizando ajustes tan agresivos, no
es de extrañar que sea UPYD quien siga recogiendo a muchos de sus votantes,
estando por tanto complicado establecer un techo para esta formación. Ahora
bien, el hecho de ser un partido ubicado en el centro o centro-derecha hace que
esté relativamente ajeno a las protestas sociales y que por tanto si se produce
una radicalización hacia la izquierda del electorado y se generaliza el
cuestionamiento a las políticas neoliberales, sea IU la que tiene mucha mayor
probabilidad de ganar nuevos votantes. UPYD parece más atractiva para el
votante conservador desencantado con el PP pero que no desea salirse, en lo
básico al menos, de la política económica que impone la UE. Además, su crítica
hacía los privilegios de la clase política y hacia los nacionalismos también la
hacen una opción atractiva para este perfil de votante.
Por tanto, tenemos un escenario
electoral que sólo 7 meses después de las últimas elecciones ha cambiado
profundamente y sobre el que se abren muy diferentes opciones, que seguramente
dependerán más de factores económicos que políticos. La posibilidad de un
rescate, de un gobierno tecnocrático apoyado por los dos grandes partidos, el
empeoramiento de la situación económico y la intensificación de la protesta
social son factores que incidirán en la evolución de la estimación de voto en
los próximos meses. Eso sí, salvo adelanto electoral, las próximas elecciones
están todavía demasiado lejos como para aventurarse a hacer ninguna predicción
al respecto.